El Café del Nuncio reabre con la estética que lo caracterizó, la que nos puede hacer pensar que Benito Pérez Galdós se paseaba entre sus pequeñas mesas. Aunque data de los años 80, nos hace trasladarnos a otra época al cruzar su puerta. Ahora, de la mano del sumiller Xavier Saludes, en el ancestral Madrid de callejuelas intrincadas- toma forma bistró francés. Y es que aquí se puede disfrutar desde el desayuno -con bollería de la buena recién horneada incluida- hasta la cena, o mejor dicho, hasta la primera copa de la noche. En su carta, un brunch -diario- perfecto para los foodies amantes de esta tendencia; una merienda con churros con chocolate para los más castizos; distintos cafés, una selección de cervezas, por supuesto buenos vinos, vermús -porque es muy nuestro-, copas y unos cócteles de esos que nunca fallan para los aperitivos y atardeceres. Y entre sus platos, como los huevos en cocotte con foie y trufa, las imprescindibles Albóndigas de pintada en pepitoria o la cazuela de callos y morros estofados a fuego lento de Matritum.